En el mundo actual, la sostenibilidad se ha convertido en un criterio fundamental para evaluar el impacto de las actividades empresariales[1]. En esta línea, tal y como se ha comentado en publicaciones anteriores, existe un creciente interés por parte de los inversores en incorporar aspectos ESG en la toma de decisiones financieras, de tal manera que no sólo valoran que las empresas en las que invierten sean financieramente sólidas, sino también social y ambientalmente responsables.
Por otro lado, las empresas son conscientes del impacto que pueden tener los factores ESG en el desempeño financiero a largo plazo, y que gestionar adecuadamente los riesgos ESG y aprovechar las oportunidades que ofrece la sostenibilidad influyen en la rentabilidad y la reputación de sus empresas. La tendencia hacia la inversión en productos financieros sostenibles es tal que, el 57% de los CFOs definen las inversiones ESG como una prioridad a la que dedican recursos y esfuerzo[2].
Como consecuencia de la necesidad de dotar al inversor de algún tipo de estándar o elemento objetivo con el cual determinar si una actividad es sostenible o no, surgen diversos métodos y regulaciones, como los ratings ESG, las taxonomías verdes o el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR) .
Agencias de calificación ESG
Son firmas especializadas en supervisar y valorar las prácticas de sostenibilidad empresarial, así como en identificar controversias vinculadas a su actividad. Emiten calificaciones y puntuaciones sobre las empresas según su desempeño ESG, que ayudan a los inversores, clientes y otras partes interesadas a evaluar el rendimiento y compromiso de estas entidades. Esto, en última instancia, les permite tomar decisiones de inversión más informadas y éticas.
Al mismo tiempo, las puntuaciones ESG alientan a las propias empresas a mejorar sus prácticas en línea con los estándares de sostenibilidad globalmente aceptados. Algunas de las principales empresas de rating ESG incluyen nombres reconocidos como MSCI, Sustainalytics, CDP, o Moody’s ESG Solutions, entre otras.
La taxonomía de la Unión Europea
A pesar de que las agencias de ratings ESG se configuran como un mecanismo para identificar actividades o empresas sostenibles, a nivel regulatorio todavía no existe un consenso global sobre qué es una actividad o empresa “sostenible”.
En diversas ocasiones se ha tratado de delimitar este concepto, y hoy la aproximación más científica y objetiva que existe es la que ofrecen las taxonomías, una tipología de herramienta que surge para ofrecer una delimitación de lo que podemos considerar como “actividad económica sostenible”, tanto a nivel medioambiental como social.
En el marco de la Unión Europea, se ha desarrollado la Taxonomía verde de la Unión Europea[3], que recoge una lista de actividades potencialmente beneficiosas para el medio ambiente (elegibles) y que, de cumplir con una serie de criterios técnicos, se pueden considerar como medioambientalmente sostenibles (alineadas). Además, se prevé el desarrollo de la taxonomía social para después del año 2024, que recogería, de igual manera, aquellas actividades que pueden ser beneficiosas a nivel social y los criterios técnicos que habrían de cumplir para considerarse socialmente sostenibles.
Por último, cabe señalar que, a través de la aproximación que ofrece la taxonomía sobre qué es una “actividad económica sostenible”, no solo se persigue dirigir el capital de los inversores hacia actividades que contribuyen a objetivos sostenibles, sino también fomentar la estandarización y transparencia necesarias para combatir el greenwashing o blanqueo verde.
Greenwashing y propuestas legislativas
Las Autoridades Europeas de Supervisión definen el término de greenwashing como una práctica en la que las afirmaciones, declaraciones, acciones o comunicaciones relacionadas con la sostenibilidad no reflejan de forma clara y justa el perfil de sostenibilidad subyacente de una entidad, un producto o unos servicios financieros[4]. Esto puede inducir a error a consumidores, inversores u otros participantes en el mercado.
Para contrarrestar el greenwashing, se han desarrollado diversos mecanismos de transparencia y rendición de cuentas, como las agencias de calificación ESG ya mencionadas, los Principios de Inversión Responsable de las Naciones Unidas (PRI) o estándares como ISO 14001, que desempeñan un papel crucial al evaluar y verificar las afirmaciones de sostenibilidad de las empresas.
En este contexto surge a nivel europeo el Reglamento de Divulgación de Finanzas Sostenibles (SFDR)[5], que se configura como una herramienta de homogeneización de los criterios de medición de sostenibilidad en el sector de los servicios financieros. Además, establece obligaciones de reporte para estas empresas, de cara a evitar el greenwashing y aportar mayor transparencia en términos de sostenibilidad.
A través del reglamento se busca dotar a los inversores de la capacidad de tomar decisiones de inversión informadas y responsables, fomentando a su vez prácticas más transparentes en el mercado, lo que en última instancia puede impulsar la inversión sostenible.
Conclusión
A pesar de que todavía no existe una definición homogénea y globalmente aceptada sobre el concepto de “actividad sostenible”, sí que tenemos diversos mecanismos que ofrecen una aproximación a este concepto y contribuyen a mejorar la transparencia del mercado.
Desde FINRESP, creemos firmemente que la sostenibilidad debe integrarse como elemento esencial en el desempeño de las empresas, como parte de la contribución a la creación de una economía más resiliente, capaz de abordar los desafíos climáticos y sociales.
Además del papel relevante que tiene el tejido empresarial en la comunicación y promoción transparente de sus prácticas sostenibles, es imprescindible fomentar la educación financiera en sostenibilidad para que los inversores y la sociedad en general adquieran una perspectiva crítica y sepan identificar cuando una actividad o empresa es sostenible o cuando, por el contrario, está incurriendo en greenwashing.
[1] Véase: Riesgos ESG, una clara tendencia mundial
[2] Fuente: Los CFO revelan las principales prioridades para disponer de equipos financieros con perspectivas de futuro (workday.com)
[3] Regulada en el Reglamento (UE) 2020/ 852 del Parlamento Europeo y del Consejo de 18 de junio de 2020 relativo al establecimiento de un marco para facilitar las inversiones sostenibles y por el que se modifica el Reglamento (UE) 2019/2088)
[4] Fuente: ESAs put forward common understanding of greenwashing and warn on risks (europa.eu)
[5] Véase: Reglamento (UE) 2019/2088 del Parlamento Europeo y del Consejo de 27 de noviembre de 2019 sobre la divulgación de información relativa a la sostenibilidad en el sector de los servicios financieros (Texto pertinente a efectos del EEE)
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