Esta semana, Pascal Canfin, el europarlamentario que lanzó en abril la Alianza Europea para una Recuperación Verde –una declaración suscrita por ya por 300 políticos, representantes de grandes empresas y entidades financieras e integrantes del tercer sector y de distintos think tanks– ha organizado tres webinars que contarán con la presencia de, entre otros, Ursula von der Leyen: la Presidenta de la Comisión Europea y una de las mandatarias más vocales sobre la necesidad de orientar la recuperación económica en una dirección sostenible.

Sus dos primeras sesiones, ya celebradas, han versado sobre cómo acelerar la transición hacia una movilidad sin emisiones y sobre cómo conseguir que el impulso a la renovación de edificios sea también un éxito: dos temáticas muy pertinentes, pero, sobre todo, un esfuerzo encomiable por empezar a entrar en el detalle y aterrizar ideas ya esbozadas en el debate europeo de los últimos meses.

El propio Canfin ha confiado en que estas sesiones constituyan “una oportunidad para reflexionar colectivamente sobre el diseño de los paquetes de inversión europeos para la recuperación”, así como para “elaborar propuestas concretas para que sectores altamente contaminantes alineen sus modelos de negocio con el acuerdo de París” y para “la convergencia de los objetivos de la recuperación económica y del European Green Deal”.

El recordatorio de la necesaria convergencia de esos dos objetivos se produce en los primeros compases de la presidencia de turno alemana de la Unión Europea, con una clara orientación a evitar que las perspectivas económicas de los estados miembros empiecen a divergir y debiliten el mercado interno, como la propia Angela Merkel afirmó recientemente al Bundestag.

El mar de fondo de los planes de la presidencia alemana se completa con las recientes declaraciones del presidente de la comisión de Presupuestos del Parlamento Europeo, Johan Van Overtveldt, instando al Consejo Europeo a reforzar a la Eurocámara alcanzando un acuerdo entre estados miembro en torno a la estrategia de recuperación. Sobre la misma, Van Overtveldt insistió en que “debe abordar las necesidades más inmediatas, pero también las prioridades a largo plazo”.

La centralidad verde del plan de recuperación europeo no es baladí, porque, como afirmaba recientemente el periódico británico The Guardian, el Green Recovery Package europeo constituye una referencia mundial que pone muy alto el listón para otros países, “al utilizar la reconstrucción de las economías devastadas por el coronavirus para hacer frente a la amenaza aún mayor que constituye la emergencia climática”.

El editor medioambiental de la publicación, Damian Carrington, considera la propuesta europea un verdadero dique de contención en un contexto en que los Estados Unidos de Donald Trump están desatendiendo la protección del medio ambiente, en que China parece fiar parte de su recuperación a la actividad nada menos que de las centrales de carbón, o en el que algunos académicos también están mostrándose escépticos sobre la capacidad de los estímulos fiscales verde de generar empleo a corto plazo y contribuir en general a resetear de forma rápida las economías a las que van dirigidos.

En contraste, Europa propone dedicar 91.000 millones de euros al año a mejorar la eficiencia de sus edificios, 25.000 a promover las energías renovables y miles de millones más a fomentar la movilidad eléctrica en tren y por carretera, creando al mismo tiempo un millón de puestos de trabajo.

La inercia internacional positiva que puede generar el impulso europeo a la recuperación verde acaba de quedar patente de hecho en el apoyo que varios gobiernos e inversores han ofrecido a un conjunto de medidas de recuperación marcadamente sostenibles promovidas desde la Agencia Internacional de Energía, que proponen dedicar 1.000.000 millones de dólares por espacio de tres años a transicionar hacia el uso de energías más limpias o a impulsar los vehículos eléctricos y los biocombustibles.

Nuestro país, que se encuentra entre los que han respaldado esas recomendaciones de la Agencia Internacional de Energía, también demuestra estar inspirándose en la recuperación verde europea en su propia acción de gobierno a nivel nacional, como acredita la nueva línea de avales para financiar las economías verde y digital, dotada con 40.000 millones de euros y que podría ser aprobada en el próximo Consejo de Ministros.

Y hasta los medios de comunicación parecen estar bajo el influjo del European Green Deal, y Bloomberg por ejemplo acaba de editar el primer número de Bloomberg Green: una publicación que, bajo el evocador titular ‘Ahora es el momento’, desgrana 26 maneras de conducirnos simultáneamente hacia las energías limpias y hacia la recuperación post-pandemia.