Desde hace años, el sector energético está haciendo frente a un escenario especialmente complejo marcado por la necesidad de satisfacer la creciente demanda de energía y garantizar la seguridad energética en Europa, al tiempo que se trabaja por asegurar la asequibilidad y se avanza en la necesaria descarbonización. Contexto que en los últimos meses se ha visto agravado fruto del momento geopolítico y económico actual.

Así, la invasión rusa a Ucrania ha puesto en relieve la delicada situación de Europa en lo que seguridad de suministro energético se refiere. Y es que Rusia es uno de los principales proveedores de hidrocarburos a los países de la Unión Europea. En este aspecto, tal y como detallan Enrique Feás y Federico Steinberg en el artículo Efectos económicos y geopolíticos de la invasión de Ucrania, más de un 40% del gas natural que abastece a la población del continente proviene de este país. La gran dependencia de las materias energéticas rusas añade un extra de dificultad a la búsqueda de soluciones, ya que el mix de energías y la procedencia de las mismas es muy diferente dentro de los países de la Unión Europea. En este sentido, cabe destacar que las importaciones de gas y petróleo ruso para algunos países del eje este-oeste de Europa se eleva hasta e el 70% y el 100% dependiendo de si se trata de una u otra fuente de energía según recoge esta pieza publicada en Político.

En este complicado escenario, la Comisión Europea presentó recientemente el Plan REPowerEU con el objetivo reducir la dependencia de los combustibles fósiles provenientes de Rusia e impulsar la transición ecológica. El Plan se estructura en torno a cuatro pilares básicos: eficiencia energética, diversificación de suministros, sustitución de combustibles fósiles y aumento de las inversiones.

En referencia al primero, el Plan apuesta por aumentar el objetivo vinculante de eficiencia energética de un 9% a un 13% a 2030, lo que podría reducir la demanda de gas y petróleo en un 5% según estima Bruselas. El segundo aborda la diversificación de suministros a través de la creación de asociaciones a largo plazo con proveedores de gas, hidrógeno y otras tecnologías.

El tercer punto pretende sustituir en el menor espacio de tiempo posible los combustibles fósiles y avanzar en la transición energética. En esta línea, se revisa al alza el objetivo de energías renovables a 2030 hasta el 45%, – un 5% más de lo previsto el año anterior- lo que supondría alcanzar una capacidad instalada de 1.236 GW en 2030 frente a los 1.067 GW anteriores. En concreto, se persigue la instalación de 320 GW de solar fotovoltaica adicionales a 2025 -el doble de toda la capacidad instalada actual- y 600 GW adicionales para 2030.  Este punto es especialmente importante, ya que según el informe Renewable Energy Market Update de IEA, las energías renovables tienen un gran potencial para reducir los precios y la dependencia de los combustibles fósiles a corto y largo plazo. De este modo, aunque los costes de las nuevas instalaciones solares fotovoltaicas y eólicas han aumentado, los precios del gas natural, el petróleo y el carbón han subido mucho más rápido, por lo que la competitividad de la electricidad renovable ha mejorado aún más. No obstante, el mismo organismo matiza que la contribución real dependerá del éxito de las medidas paralelas de eficiencia energética para mantener controlada la demanda de energía de la región.

Por último, REPowerEU contempla un aumento de las inversiones con el que la Comisión Europea prevé un ahorro anual de 80.000 millones en importaciones de gas, 12.000 millones en las referentes a petróleo y 1.700 millones de carbón en para 2030. El Plan requerirá una inversión adicional hasta 2027 de 210.000 millones de euros, sabiendo que actualmente hay disponibles 225.000 millones de euros en préstamos.

Sin embargo, el Plan ha generado ciertas incertidumbres, ya que algunos expertos auguran que la estimación de costes por parte de la Comisión Europea podría no ser suficiente. Así, un análisis de Rystad Energy detallado en la web de El Periódico de la Energía sugiere que el Plan requerirá una inversión de al menos un billón de euros para cumplir el objetivo central de aumentar la generación renovable del 40% al 45% para 2030. Asimismo, se requerirán inversiones adicionales para cumplir los objetivos, incluidos los desarrollos de almacenamiento en la red y en baterías para garantizar un suministro estable de energía, ya que será necesario reestructurar todo el sistema eléctrico europeo. En este punto, la Comisión Europea no ha definido las cantidades totales asignadas para lograr estos retos y, pese a que los anuncios recientes realizados por su parte detallan que hay disponibles 225.000 millones de euros en préstamos y que podría precisarse una inversión adicional de 300.000 millones de euros para 2030, según los expertos estas cifras estarían por debajo de las inversiones adicionales necesarias en transmisión de energía, almacenamiento, infraestructura de gas y producción de hidrógeno.

Además, es importante señalar que no solo se trata de un conflicto geopolítico – con terribles secuelas sociales- o un problema del ámbito energético, si no que su alcance es mucho más extenso e implica al sector financiero. En este aspecto, la estabilidad financiera de la zona del euro ha sufrido un aumento de los precios de la energía, de las materias primas y los riesgos para la inflación y su crecimiento según concluye el Informe de Estabilidad Financiera (IEF) de mayo de 2022 publicado por el Banco Central Europeo (BCE). Hasta ahora estos cambios no han sido perturbadores, pero el sector financiero sigue siendo vulnerable debido a su baja liquidez, su alto riesgo de duración y su elevada exposición a bonos emitidos por empresas con baja estabilidad.

Llegados a este punto, es importante realizar una reflexión en referencia a los denominados stranded assets y la necesidad de contar con legislación que contribuya a evitarlos, también el marco de REPowerEU. Las cifras así lo ponen de manifiesto y es que según un estudio publicado el 26 de mayo de 2022 en la revista Nature Climate Change, la mayoría de afectados por la paralización de estos proyectos no son solo propietarios de los activos en riesgo, sino también ciudadanos corrientes con pensiones y ahorros que invierten en fondos gestionados.

REPowerEU muestra la necesidad de acelerar drásticamente la transición hacia una energía limpia y aumentar la independencia y seguridad energética de Europa. Para ello, resulta necesario continuar avanzando en términos de competitividad en referencia a las inversiones en energías renovables, además de contar con un paradigma claro que evite inversiones en activos dependientes a largo plazo a favor de combustibles fósiles, lo que tendría como resultado a largo plazo un empeoramiento del problema climático, además de financiero.