Diciembre de 2022

La preocupación por el impacto del cambio climático en nuestro día a día está cada vez más presente y se ha trasladado también al mundo financiero. El número de personas que desean invertir en productos financieros que contribuyan a conseguir un mundo más verde y sostenible es cada vez mayor. Este creciente interés, también se ha visto reflejado en el diseño y lanzamiento de productos financieros con criterios de sostenibilidad.

Sin embargo, este mercado no es ajeno a la volatilidad existente y también se ha visto resentido. La invasión de Rusia en Ucrania en febrero de este año y la subsiguiente crisis energética europea ha presionado al alza la inflación, dejándose notar sobre la renta fija y perjudicando la emisión de bonos de deuda verde, social sostenible, vinculado a la sostenibilidad y transición (GSS+ por sus siglas en inglés), como ya reflejaba el Sustainable Debt Market Summary sobre el primer semestre de 2022, elaborado por Climate Bonds Initiative.

Dicho informe recogía que, en ese periodo, los nuevos instrumentos de deuda verde registrados en la Base de Datos de Bonos Verdes de Climate Bonds ascendieron a un total de 218.100 millones de dólares, lo que supone un descenso del 21% en comparación con el volumen récord del primer semestre de 2021, que fue de 277.500 millones de dólares. Cifra que el mercado ya daba por descontada, dada la preocupación por la inflación tras la crisis de la COVID-19 y la inestabilidad general del mercado.

La implementación de productos financieros en el ámbito de la sostenibilidad es palpable también en el mundo de la banca, que siendo conscientes de su importancia dan un paso en firme hacia la inversión sostenible y responsable. Por ejemplo, desde Banco Santander materializan su compromiso con el medio ambiente con la emisión de un bono verde de 1.000 millones de euros como punto de partida de un plan global de emisiones sostenibles mientras que CaixaBank ha destinado 9.500 millones de euros de financiación sostenible durante los seis primeros meses del año 2022 y BBVA, por su parte, ha registrado un nuevo hito histórico al canalizar 11.000 millones de euros en financiación sostenible entre el primer trimestre de 2022.

Esta última entidad financiera también ha puesto en marcha el producto Water Footprint de BBVA e Iberdrola, la primera línea de crédito sindicada vinculada a la huella hídrica en el mundo. Se trata de un subtipo de préstamo que tiene en cuenta indicadores específicos del agua, un recurso distribuido de forma desigual por el globo terráqueo. De hecho, en 2025 la escasez de agua en algunas regiones podría afectar al crecimiento del PIB en hasta un 6 por ciento, según estimaciones del Banco Mundial.

Otra iniciativa relacionada con esta materia prima está implementada por Ceres, organización que fomenta el liderazgo entre inversores, empresas y personas influyentes del mercado de capitales para impulsar soluciones y tomar medidas sobre los problemas de sostenibilidad que más están afectando en la actualidad. En agosto de este año, Ceres creó Valuing Water Finance Initiative (VWFI), un proyecto que involucra a 72 empresas con una elevada huella hídrica para que valoren y actúen sobre el agua como un riesgo financiero e implementen los cambios necesarios para proteger mejor los sistemas hídricos. Es destacable que, después de su lanzamiento, esta iniciativa sigue creciendo, a medida que el sector privado reconoce los riesgos materiales de la crisis del agua.

En el ámbito de préstamos, la Corporación Bancaria Estratégica de Irlanda (SBCI, por sus siglas en inglés) ha lanzado su Plan de Préstamos de Eficiencia Energética, una línea en la que ofrece financiación a pymes para que reduzcan sus emisiones y el coste energético. El coste económico para implementar este plan se estima en 150 millones de euros y busca ayudar a las pequeñas y medianas empresas y a los agricultores del país a reducir sus facturas energéticas y emisiones de carbono. Para lograrlo, se ofrecerá préstamos a intereses reducidos, financiación de activos y compra a plazos para que los interesados puedan planificar sus inversiones.

Este tipo de iniciativas sostenibles también pueden surgir gracias a una colaboración público-privada, como es el caso del proyecto promovido por el Green Finance Institute y Greater Manchester Combined Authority. Ambas entidades quieren favorecer la implantación de soluciones innovadoras de financiación relacionadas con mejoras de la eficiencia energética en el hogar. De esta manera, miles de personas del municipio de Inglaterra, Gran Manchester, recibirán financiación en términos novedosos para mejorar la eficiencia energética de sus hogares y reducir las facturas de combustible mediante esta colaboración público-privada.

Al otro lado del Atlántico, el estado de Nueva York ha lanzado una línea de negocio para apoyar la innovación de seguros para soluciones de tecnología climática, se trata de un nuevo programa centrado en el desarrollo de nuevas pólizas y productos de seguros que promoverán la adopción de tecnologías limpias en todo el estado de Nueva York. En el ámbito de los mercados de valores, la New York Stock Exchange ha anunciado que sacará una nueva clase de activos sostenibles. Serán los denominados Empresas de Activos Naturales (NAC, por sus siglas en inglés), que podrán registrarse y cotizar en la Bolsa de Nueva York. Los datos proporcionados por la NYSE muestran que los activos naturales pueden producir unos 125 billones de dólares anuales en servicios de los ecosistemas, la biodiversidad y el agua limpia. El gran rendimiento de estos servicios enfatiza el potencial financiero de una clase de activos que se basa totalmente en la inversión ambiental.

En Latinoamérica, por ejemplo, Uruguay ha desarrollado una emisión de bonos vinculados a criterios de sostenibilidad (SLBs por sus siglas en inglés). El primer país de la región en dar este paso, después de Chile, aunque con una particularidad. El país vinculará la estrategia de financiamiento de bonos soberanos de Uruguay con sus objetivos climáticos, pero también a la conservación de sus recursos naturales.

Con un enfoque aún más innovador, Barbados ha completado una conversión de deuda para la naturaleza con ayuda de una garantía de 150 millones de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y The Nature Conservancy (TNC). Esta operación permitirá reducir el coste del financiamiento de la operación y generar ahorros para financiar un programa de conservación marina de largo plazo. Un hito que pone de manifiesto la innovación del país en la integración de la sostenibilidad climática y la biodiversidad en su agenda de manejo fiscal.

Pero el lanzamiento de este tipo de productos no es la única tendencia que pone de manifiesto el auge de las finanzas sostenibles, si no que las herramientas y la literatura para profundizar sobre las mismas también son un reclamo y una demanda en auge. En este aspecto, a finales del presente año se ha lanzado el único repositorio de Finanzas Sostenibles totalmente gratuito en España, por parte de Finresp. Además de ser de acceso 100% libre e interactivo, recoge información actualizada sobre el estado de las finanzas sostenibles en España, con respecto a tres productos financieros: Deuda, Inversión y Seguros.

Los usuarios pueden encontrar en este repositorio, datos históricos relacionados con la evolución de la emisión de bonos y la concesión de préstamos sostenibles por parte de las entidades de crédito en España; el número, patrimonio y volumen de partícipes de los fondos de inversión con criterios de sostenibilidad que operan en el país; y el recuento de percances relacionados con el clima que se producen cada año y el importe con el que el sector asegurador español hace frente a los mismos.

La herramienta destaca que hasta septiembre de 2022, se han llevado a cabo en España 26 emisiones con un saldo agregado de 12.183 millones de euros y que, el año pasado se produjeron en España 2.464.664 siniestros de tipo climático compensados con 1.761 millones de euros por parte de Agroseguro, el Consorcio de Compensación de Seguros y las aseguradoras integradas en UNESPA. El repositorio también recoge que, por parte de los fondos de inversión de gestoras españolas alineados con criterios de sostenibilidad, hay un patrimonio de más de 98.000 millones de euros que, o bien promueven iniciativas sociales y ambientales o cuentan directamente con objetivos explícitos de sostenibilidad

Sin duda alguna, todas estas iniciativas adoptadas por diferentes países y regiones en materia de finanzas sostenibles no son más que un mero reflejo de que el compromiso para conseguir reducir o eliminar las emisiones de carbono es de interés común y no es ajeno a ningún sector.