El Economista analiza cómo reguladores en Europa, Estados Unidos y Reino Unido han creado una etiqueta para la inversión en empresas en transición muy diferentes, para denominar y catalogar características similares.

La pieza informativa explica la historia detrás de cada una de estas nomenclaturas y apunta que, en la actualidad, se estaría buscando un lenguaje universal para catalogar los fondos sostenibles.

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